Soy de ingenio limitado;
más que menos cejijunto;
de nariz bien abultado;
mi color es de difunto,
además: soy jorobado...
Con este y aquel defecto
y otros que callarlos quiero
decian que era muy perfecto
y tan galan caballero
que les robaba el afecto.
Ahora conozco mi yerro:
siempre he sido mal cantor;
mi voz parece cencerro,
y tan mala, que es mejor
oir talvez, ladrar un perro.