Que yo no era el frÃvolo bailarÃn argentino que aparentaba y que tampoco era de la especie de aquellos distinguidos que siempre la acompañaban, sino un abismo de terror, de espanto, un niño genial perdido en el mundo, en el mundo horrible donde rebullÃan la idiotez y unos monstruos con mandÃbulas, con pinzas, con ganchos, animados por el odio a todo aquello que está por encima de ellos.
We’ve updated our privacy policy so that we are compliant with changing global privacy regulations and to provide you with insight into the limited ways in which we use your data.
You can read the details below. By accepting, you agree to the updated privacy policy.