“Lo siento mucho, pero no pretendo ser un emperador. No es ese mi oficio. No pretendo gobernar o conquistar a nadie. Me gustarÃa ayudar, si fuese posible- a judÃos o gentiles, blancos o negros- . Todos deseamos ayudarnos. Deseamos vivir para la felicidad del prójimo, no para su infortunio.
¿Por qué habrÃamos de odiarnos o despreciarnos unos a otros? En este mundo hay espacio para todos. La tierra, que es buena y rica, puede cubrir todas nuestras necesidades.
El camino de la vida puede ser el de la libertad y de la belleza y sin embargo nos extraviamos.
La codicia a envenenado el alma de los hombres y ha levantado murallas de odio y nos ha puesto a marchar hacia la miseria y el sac