En cuanto a mÃ, casi se deslizaron mis pies;
Por poco resbalaron mis pasos
Porque tuve envidia de los arrogantes,
Viendo la prosperidad de los impÃos.
Porque no tienen congojas por su muerte,
Pues su vigor está entero.
No pasan trabajos como los otros mortales,
Ni son azotados como los demás hombres.
Por tanto, la soberbia los corona;
Se cubren de vestido de violencia.
Los ojos se les saltan de gordura;
Logran con creces los antojos del corazón.
Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia;
Hablan con altanerÃa.
Ponen su boca contra el cielo,
Y su lengua pasea la tierra.
Por eso Dios hará volver a su pueblo aquÃ,
Y aguas
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