Un psicópata actúa como un niño. Está dispuesto a todo con tal de atraer la atención, no se adviene a razones y estalla. Para evitar el sufrimiento que sus problemas internos le comportarÃan, cierra las puertas de la introspección y se desahoga en la acción. Pensar en los motivos y consecuencias de sus actos le produce ansiedad, se limita a un tipo de reflexión concreta, práctica, que propicia la acción. No dudará en perjudicar a quien sea con tal de obtener sus objetivos, ya sean económicos o puramente hedonistas. Actúa y, en el fondo de su actuación perversa hay un gran deseo, una gran necesidad, de llamar la atención.