No hay ventura ni desgracia en el mundo, sino la comparación de un estado con otro, he ahà todo. Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, para saber cuán buena y hermosa es la vida. Vivid, pues, y sed dichosos, y no olvidéis nunca que hasta el dÃa en que Dios se digne descifrar el porvenir al hombre, toda la sabidurÃa humana estará resumida en dos palabras: ¡Confiar y esperar!