El primer cajón de mi mesilla es un absoluto desastre. Es el tÃpico cajón en el que metes todo tipo de cosas con la intención de saber dónde las tienes, usarlas o leerlas en otro momento, conservarlas o, simplemente, para poder vaciar el bolso o los bolsillos y tener tiempo de revisarlo más adelante, en vez de tirarlo todo sin mirar. Y entonces llega un momento en el que cuesta cerrar el cajón y te das cuenta de que tienes que poner un poco de orden. Te sientas en el borde de la cama, abres el cajón y empiezas a vaciarlo. Y de forma casi mágica aparecen cosas que creÃas perdidas: las cerillas de un restaurante que te encantó, trocitos de papel con nombres de canciones que quieres
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