Ser payaso no es disfrazarse para hacerse el gracioso.
El payaso no está en la nariz, ni en los zapatotes;
ser payaso está en el corazón.
La nariz roja no es más que un trocito de corazón caluroso y palpitante en la cara.
El payaso es un estado del alma, por lo cual, mediante el vestuario no se disfraza;
sino mas bien que se libera.
La palabra disfraz, obedece a la noción de mentira,
pero la palabra liberación obedece a la verdad.
Uno no se disfraza de payaso; uno festeja con su ser más puro, y se viste para la ocasión.
Ser payaso implica tener una misión en la vida:
ser el más tonto entre los tontos; la más indefensa de las criaturas.
Rebajarse a
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