Voy a escribir como comienza mi novelita titulada "La Crucuficada del Cerro Cordiller":
Desde que taita Cacho habÃa malbaratado las últimas revistas viejas, ya no quedaban pasatiempos para Juani, la única niña de la mediagua. El alcoholismo devorador de su padrastro no habÃa sabido respetar ni los marcos de los retratos que alguna vez pertenecieron a Clemencia, dócil mujer que por unas gotas dosificadas de deleite toleraba estas cosas y algo más, y el precio de aquellos grititos asordinados a medias que cada noche se oÃan más de tarde en tarde, eran esas pérdidas de objetos queridos, atesorados con ojos ilusos, uno que otro bofetón, escándalos que ponÃan con el credo en la boca