En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.
La mano de Dios es como la de mi padre.
Cuando Dios me sienta en la palma de su mano, yo la recorro como una niña. Y Él, me deja hacer.
Juego entre sus dedos y descanso en el centro mirando hacia arriba, Me acurruco en su pulgar miro las lÃneas de la palma de su mano.
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