Todos los hombres miran hacia el cielo esperanzados en resolver su futuro a través de los estudios y de una brillante trayectoria, otros por medio de relaciones sociales favorables, pero el cielo parece empañado por la recurrencia histórica del devenir real. La historia circunscribe al hombre dentro de la dinámica de sus propios actos, no solamente de sà mismo, cuanto más de todos los que le rodean, creando asà un engranaje que constituye las relaciones sociales de una especie consciente de su condición existente; lo mismo que de su efÃmera condición existencial, cabrÃa preguntarle al mismo dios qué espera de los hombres si acaso éstos esperan algo de él, si no entonces, es in