Cuando la gota de océano, vuelve al océano,
ya no llora anhelando el retorno, ya no busca ni se excusa, ya no hay esfuerzo...
Simplemente se abandona a si misma, se olvida de sÃ, se permite Ser, libre, sin esfuerzo, sin ir ni venir, ni buscar ni encontrar...
De retorno en su esencia, nada que la diferencie de la realidad, nada que rechazar, nada nuevo que aceptar sino simplemente, naturalmente, el recuerdo dulce de su condición primera.
Entonces... La gota no es diferente del océano, el océano no difiere de la gota. Ya no especula sobre su realidad, la visión es clara, justa. Sin ambigüedad.
Oh! Unicidad! A dónde te habÃas ido? Qué me ha sucedido que estando en tÃ, no te recordab