Las mujeres que leen, son peligrosas. Buscan la soledad y el recogimiento, Empiezan a pensar si la vida no serán también esos momentos insignificantes, desatienden las tareas domésticas, se anclan en el presente concentradas en sus propios descubrimientos. Disfrutan de una intimidad silenciosa y personal, se abandonan a la lujuria de placeres desconocidos. Se dejan seducir sin disimulo por el poder de la palabra escrita. Llegan a comprender que hay otros mundos posibles dentro del mundo, son capaces de mirar de frente a la vida, asaltadas de las mismas incertidumbres que los hombres. Las mujeres que leen son peligrosas. -Stefan Bollman-
Hay dos modos de llegar a mÃ, mediante los besos o