Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo, y me regalara un trozo de vida, posiblemente no dirÃa todo lo que pienso, pero, en definitiva, pensarÃa todo lo que digo. DarÃa valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
DormirÃa poco y soñarÃa más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos perdemos sesenta segundo de luz. AndarÃa cuando los demás se detienen, despertarÃa cuando los demás se duermen, escucharÃa mientras los demás hablan, y cómo disfrutarÃa de un buen helado de chocolate Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestirÃa sencillo, me tirarÃa de bruces al sol, dejando al descubierto no solamente mi cuerpo,
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