Construirme personal y espiritualmente, tan fuerte y sólido como las columnas del templo de Salomón, asumiendo el compromiso de ejercer mi libertad, de la mano de las buenas costumbres frente a la fraternidad de ilustres y venerables hermanos y la sociedad; solo la escuadra marcando mi recto proceder y el Compás garante de la armonÃa universal, podrán dotarme de la virtud que necesito.