Efectivamente, el canto del ruiseñor; mis parpados blancos se entreabrieron y ahora hay nieve agua marina cayendo entre mis labios, asà que saco la lengua y es una invasión de sabores y alegrÃas en el alma, no tengo más palabras para describirlo, realmente el hecho de despertar para ver las nubes elevar mi castillo me incita a volver a dormir, dormir y tener esas espantosas pesadillas, tan solo para volver a despertar.
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