Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: 茅sta es la 煤nica cuesti贸n. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.
Pero, 驴de qu茅? De vino, de poes铆a o de virtud, como mejor les parezca. Pero embri谩guense.
Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad hura帽a de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al p谩jaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, preg煤ntenle qu茅 hora es; y el vi
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