La m谩s bella y profunda emoci贸n que nos es dado sentir es la sensaci贸n de lo m铆stico. Ella es la que genera toda verdadera ciencia. El hombre que desconoce esa emoci贸n, que es incapaz de maravillarse y sentir el encanto y el asombro, est谩 pr谩cticamente muerto. Saber que aquello que para nosotros es impenetrable realmente existe, que se manifiesta como la m谩s alta sabidur铆a y la m谩s radiante belleza, sobre la cual nuestras embotadas facultades s贸lo pueden comprender en sus formas m谩s primitivas. Ese conocimiento, esa sensaci贸n, es la verdadera religi贸n.
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