Mi vida, después de mi vida
Sé que no es lÃcito escribir cuando uno está muerto y quizás me condenen por ello. Siempre fui un alma intranquila y ahora, a un par de metros bajo tierra, además de intranquila la tengo a la pobre soberanamente aburrida. Os agradezco enormemente el detalle de enterrarme con mi pluma y un bloc a estrenar de mi marca favorita, de esos de alambre ancho en los que no se encasquillan las hojas al pasarlas. PodrÃa decir que os estaré eternamente agradecido, literalmente.
Sé que para vosotros fue un gesto simbólico como homenaje al amor que procesé a las palabras en vida, pero para mi espÃritu será todo un desahogo el poder plasmar mis inquietude