Una canción me habla, me pregunta ¿Adónde ir? ¿A dónde ir ahora? Propongo escudriñar siluetas en los vidrios, mi voz se decolora, propongo buscar tu rostro en el rostro de un susurro. Susurro, desde mi cama le contesto a las melodÃas y a la noche que quizá no debamos pensar más en ti. Veo un rostro en una gota de agua y sé que es el tuyo, tu altar es el tiempo. ¿Cuántas veces te he nombrado? ¿Y los otros? Ninguna, porque tu nombre es el aire que en espiral se aleja desde siempre y para siempre, tu nombre es el caballo más veloz más invisible, tu nombre está hecho con la sangre del sol y si te digo mis palabras son rayos, deslumbramientos. Me esperas balanceando los pies en lo