Si una mujer disimula su afecto al objeto del mismo, puede perder la oportunidad de conquistarle; y entonces es un pobre consuelo pensar que los demás están en la misma ignorancia. Hay tanto de gratitud y vanidad en casi todos los cariños que no es nada conveniente dejarlos a la deriva. Normalmente todos empezamos por una ligera preferencia y eso sà puede ser simplemente porque sÃ, sin motivo; pero hay muy pocos que tengan tanto corazón como para enamorarse sin haber sido estimulados.