Poema Para Mi Muerte
Ante un anhelo
No morir conmigo misma, abandonada y sola, en la más densa roca de una isla desierta. En el instante un ansia suprema de claveles, y en el paisaje un trágico horizonte de piedra.
Mis ojos todos llenos de sepulcros de astro, y mi pasión, tendida, agotada, dispersa. Mis dedos como niños, viendo perder la nube y mi razón poblada de sábanas inmensas.
Mis pálidos afectos retornando al silencio ¡hasta el amor, hermano derretido en mi senda! Mi nombre destorciéndose, amarillo en las ramas, y mis manos, crispándose para darme a las yerbas.
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