De cada persona se puede distinguir una esencia según el modo de ser y una trascendencia según la manera de ser. Porque la manera de ser, siendo expresión del modo de ser, nunca lo agota y cada individuo de su persona manifiesta lo que quiere, incluso, según donde y cuando, se puede dejar trascender notas o aspectos distintos del propio modo de ser, reservándose otros caracteres para la propia intimidad.