Ya no hay batallones que movilizar, ni soldaditos de plomo sobre un mapa confuso, ahora, por esos conjuros del hado, la batalla será cuerpo a cuerpo, como en un principio, te juró que no habrán daños inneserarios y palabras sin embajadores, seremos tu y yo el campo de batalla y nuestro orgullo los generales que nos llevarán a la perdición.