Un dÃa me encontré en la punta de una alta montaña. Viendo hacia el horizonte infinito sentà el pecho hinchado de ese aire absoluto, grande, observando absorto donde se juntaban el cielo con la tierra y todo simultáneamente: mares, bosques, rÃos, casas... Un niño desfachetado y delgado apareció y , mirándome extrañado, se acercó entre risas diciendo: "los piojos que tengo en la cabeza deben de mirar de la misma manera a las hormigas que caminan a nuestros pies". XD