Vago por la penumbra de mi conciencia,
perdido en sueños anhelados por mi pasado,
ciego a los ojos del alma y la alegrÃa,
solo palpo las penas que me han golpeado.
Entre el ocaso de mi mediodÃa,
distingo a los fantasmas que me han acosado,
hecho jirones mi algarabÃa,
de la luz a la noche me han arrastrado.
Deambulo por las heridas de una existencia vacÃa,
abriendo surcos con cada lamento dado,
solo añoro la hoja que alivia,
frió reflejo de luna que en mi pecho ha descansado.
Rodrigo Riveros, Agosto de 2013