Paseando entre lenguajes, amarrado entre escrituras viejas, voltea de vez en cuando a trazar con espátulas piezas dentarias. Tras el lapsus brevus, acomoda siluetas en colores o sin lápiz.Vive en 3 ciudades.
De reojo mira al Che, se decepciona de Castro, ignora a Lenin, detesta al Imperio Infernal allende la frontera norte nuestra, aunque bebe de su sangre negra monárquica seductora.
Se pierde en la Palabra, divaga en su esencia; en la propia, en la externa. Lee, viaja, y en ciertos momentos escribe libros que nadie hace o se atreve. Come, vive y ama...
Es, y deja ser. Existe y luego piensa.