(...) En Dios me siento lleno de una esperanza casi infinita. Mis preocupaciones se disipan. Se las abandono. Yo me abandono todo entero entre sus manos. Soy de l y l tiene cuidado de todo, y de m鱈 mismo. Mi alma por fin reaparece tranquila y serena. Las inquietudes de ayer, las mil preocupaciones porque venga a nosotros su Reino todo deja sitio a la tranquilidad en Dios, pose鱈do inefablemente en lo m叩s espiritual de mi alma. Dios, la roca inm坦vil, contra la cual se rompen en vano todas las olas; Dios el pefecto resplandor que ninguna mancha empana; Dios, el triunfador definitivo, est叩 en m鱈. Yo lo alcanzo con plenitud al t辿rmino de mi amor. Toda mi alma est叩 en l, dur
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