Si tú, guitarra mal templada,
kriss indio, bárbaro tres veces,
caja en los suplicios versada,
con mi pobre voz no enalteces
la dulzura de mi martirio,
y tú, cigarro, si a otros yerros
no me llevas, cual faro o cirio...
– ¡Maldito este oficio de perros...!
Si la tromba de mi amenaza
pasajera cuando maldigo,
todo lo enturbia o deslavaza,
– La mudez sea conmigo...
Y si es mi alma un encendido
mar que no tiene ola ni brisa,
– Por estar helado y cocido...
escurro el bulto a toda prisa.