Lo queramos o no
s¨®lo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el ma?ana.
Y ni siquiera tres
porque como dice el fil¨®sofo
el ayer es ayer
nos pertenece s¨®lo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshoj¨®
no se le puede sacar otro p¨¦talo.
Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el d¨ªa de ma?ana.
Y ni siquiera dos
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pas¨®...
como la juventud.
En resumidas cuentas
s¨®lo nos va quedando el ma?ana:
yo levanto mi copa
por ese d¨ªa que no llega nunca
pero que es lo ¨²nico
de lo que realmente disponemos.
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