Los pensamientos se asemejan al viento, no los podemos ver o tocar, pero siempre podemos observar los resultados de su presencia.
Definitivamente Tú nunca sabrás agradecer de buena manera el cariño y aprecio que te tienen la gente que te rodea. No has cambiado para nada tu forma de ser, te has quedado en el tiempo mientras los demás seguimos fluyendo. Gracias a Jehova ya no me molesta tu actitud ni tus palabras.
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